

La investigación sobre agricultura urbana comunitaria explora su rol como alternativa para hacer realidad un modelo urbano diferente, propiciando un mejor equilibrio ambiental y social. Las iniciativas de huertas en espacios públicos pueden ayudar a ampliar la discusión sobre las acciones comunitarias, que tienden a promover cambios profundos a nivel local al democratizar la gestión del espacio urbano y señalar la transformación en una “ciudad comestible”, donde realmente se pueden producir alimentos. Esta visión ha contribuido a la creciente aparición de jardines comunitarios en todo el mundo desarrollado, pero también en las economías en desarrollo.
Este es el caso, por ejemplo, de Brasil, donde muchos jardines comunitarios han sido creados en los últimos años por las propias comunidades como expresión del activismo destinado a transformar los espacios públicos y la ciudad.
Hortas Cariocas es un proyecto financiado por el Gobierno Municipal de Río de Janeiro. Su principal objetivo es incentivar la creación de huertas orgánicas en comunidades de escasos recursos y escuelas públicas como forma de generar acceso a alimentos saludables y ofrecer trabajo y retorno económico a las personas involucradas.
Bajo esta alianza con el Gobierno Municipal, el barrio recibe los medios para crear un jardín comunitario (recursos, equipos, uniformes, semillas, etc.) y los jardineros reciben un determinado estipendio para alentarlos y ayudarlos a dedicar su tiempo al proyecto. Los jardineros, por otro lado, deben donar la mitad de su cosecha total a las escuelas públicas locales. La otra mitad puede ser consumida, vendida o donada por los jardineros a su elección. Después de un tiempo de recibir los subsidios del gobierno, el objetivo es que los jardineros puedan administrar el jardín por su cuenta, de manera autosostenible.
La iniciativa es responsable de la instalación de la mayor huerta urbana de América Latina. Ubicado en el Complexo de Manguinhos, una comunidad de bajos ingresos de Río de Janeiro, el jardín tiene 1 kilómetro de diámetro, más de 300 semilleros y emplea a decenas de personas. Antes de convertirse en este jardín, el sitio era un basurero frecuentado por consumidores de drogas.
Actualmente, la iniciativa ya cuenta con 40 jardines distribuidos en 8 comunidades de bajos recursos de Río de Janeiro. El objetivo es seguir ampliándolo hacia otras zonas de la ciudad con altos índices de pobreza y exclusión social. Esta iniciativa puede ser replicada fácilmente por otros gobiernos locales con personal especializado para administrar el proyecto.
Esta es otra iniciativa documentada por Towards the Human City.