La comunidad musical sudafricana se moviliza por un trato justo y con oportunidades

¿Sería posible vivir en un mundo donde no existiera la música? La música forma parte de la vida cotidiana de las personas. Está continuamente presente, ya sea musicalizando los momentos alegres o tristes. Sin importar las nacionalidades de las personas, si algo une a la gente es poder apreciar una agradable canción. El continente africano posee una amplia diversidad de influencias étnicas y culturales en su música, por lo que el oyente dispone de una variedad de posibilidades a la hora de elegir lo que quiere escuchar. Para poder brindar esta variedad de estilos, existe un conjunto de profesionales brillantes empeñados en crear y hacer realidad dicha diversidad de opciones artísticas.

Lamentablemente, esta industria suele ser abandonada por los gobiernos. En circunstancias difíciles, como en la reciente pandemia del COVD-19, la industria musical fue la última en recibir apoyo financiero. Por ello, conseguir financiación para impulsar a los artistas de todo el mundo se convierte en una necesidad imperiosa. En este caso, el Fondo Internacional para la Diversidad Cultural (FIDC) de la UNESCO busca potenciar a los artistas a través del proyecto «Fomento de la generación de ingresos de los músicos africanos » (RSFAM por su sigla en inglés), que les proporciona los instrumentos para aumentar sus ingresos y mejorar su posición económica en la industria musical.

El proyecto RSFAM

El proyecto se puso en marcha por primera vez en Sudáfrica y sirvió de ejemplo para que otros países africanos lo replicaran. Resulta fascinante que en el programa hayan participado no sólo cantantes y músicos, sino también otros profesionales como por ejemplo investigadores de campo, lo que ha generado efectos positivos en todo el entorno.

Imagínese un elegante café en el centro de Johannesburgo. La ciudad es famosa por su escena de jazz. El ecosistema musical de Johannesburgo les permitió a cantantes como Spha Mdlalose, con 10 años de experiencia, hacerse un nombre y convertirse en cantante profesional.

Spha Mdlalose.

Ella ha hecho las voces en off para otros artistas y tiene su programa de radio que se emite tanto en emisoras convencionales como en plataformas multimedia. Desafortunadamente, el COVID-19 la ha obligado a suspender lo que había sido y sigue siendo su sueño: poder viajar por su país actuando para su querido público. No es fácil ganarse la vida como artista y, en el caso de Spha, a menudo se siente insegura sobre cuál es la cantidad justa de dinero que debería recibir por sus contribuciones profesionales.

«Es insostenible depender únicamente de las tasas de actuación, sobre todo después de la pandemia. Además, el proyecto ofrece una solución para algo que podría ser beneficioso para mi vida.» revela Spha.

Pero Spha no considera esta actividad únicamente como una cuestión individual, sino que también quiere que los efectos se propaguen a su comunidad. Ella considera que el trabajo que se realiza repercute positivamente en los objetivos de bienestar y desarrollo de la comunidad en la que vive actualmente: «Mi comunidad puede, a través del acceso a los conocimientos que el proyecto está proporcionando, navegar por la industria existente y las oportunidades de creación de ingresos dentro de ella

Algo que Spha considera interesante es la forma en que esta actividad genera instancias de investigación, algo que no suele hacerse dentro de la industria musical. Esta es una de las razones por las que cree que esta oportunidad logra generar un poderoso impacto de manera «tan significativa y altamente relevante.»


Además, el impacto de la intervención del FIDC en la vida de Spha, tanto a nivel personal como profesional, ha sido positivo, ya que ha contribuido a mejorar su calidad de vida. Como artista, el proyecto le ha proporcionado los recursos necesarios para ganarse la vida de manera más conveniente en la industria musical. Esto ha tenido una repercusión financiera positiva, permitiendo a Spha disfrutar de un estilo de vida más estable. Precisamente, ha aprendido a reconocer adecuadamente y a gestionar con cuidado las oportunidades para recibir más ingresos por ello. Y a nivel personal, dado que Spha está cursando un MBA, la actividad le ha brindado conocimientos para comenzar a escribir su tesis, mejorando así su prestigio académico.

En palabras de Spha: «Me interesa mejorar mis conocimientos para poder ayudar a quienes me rodean dentro de la industria creativa.»

El proyecto RSFAM es una iniciativa polifacética que consta de varios componentes y fases clave, de los cuales la investigación y el análisis representan una de las columnas más importantes tras el desarrollo de capacidades. En estos casos, para que el análisis se lleve a cabo y reúna la información necesaria, las personas apasionadas que quieren formar parte de iniciativas como ésta buscan promover el desarrollo de la sociedad según sea necesario. Tal es el caso de Thandeka Msebenzi, consultora de investigación de la ciudad de Durban.

Se mantiene firme en sus convicciones: «Todos debemos ser responsables del medio ambiente en el que vivimos y participamos. Cuidarlo y asegurarnos de que las generaciones futuras también puedan experimentarlo. Esto puede lograrse principalmente si todos intervenimos y permitimos que quienes tienen conocimientos sobre cómo lograrlo nos eduquen, y aprendemos unos de otros

Thandeka Msebenzi 

Esto constituye una situación en la que todos ganan, ya que los trabajadores de diferentes tipos de industrias se benefician de los conocimientos de los demás. Comprender cómo mejorar los ingresos de los profesionales de la música ha ayudado sin duda a Thandeka a darse cuenta de que ella también tiene que ser más consciente del valor de su trabajo y de cuánto debería cobrar por él. El impacto ha sido positivo, ya que sus ingresos han de aumentar teniendo en cuenta lo que ha interiorizado en el proyecto.

De acuerdo con Thandeka, «he trasladado lo que he aprendido al trabajo que me genera más ingresos y mantiene mis ganancias durante todo el año. Al mismo tiempo, el proyecto ha mejorado mi carrera profesional porque me ha hecho evolucionar hacia nuevos horizontes como el mundo de la música, permitiéndome generar nuevas oportunidades de trabajo con otro tipo de clientes.»

Cada día que termina de recopilar minuciosamente la valiosa información requerida por el proyecto, aprende algo nuevo.

Por ejemplo, «escuché varios géneros musicales que no conocía; voces, sonidos, melodías y ritmos que habían sido producidos por jóvenes y ancianos sudafricanos.»

Estas refrescantes adquisiciones de conocimientos son otra de las claves del proyecto financiado por el FIDC.

De cara al futuro, tanto Thandeka como Spha están decididas a superar los retos que puedan surgir en el camino gracias a las valiosas lecciones que han adquirido de la mano de la UNESCO y el FIDC. Así, desarrollarán también sus tareas teniendo siempre presentes los intereses de las comunidades. El proyecto ha tenido una repercusión que va más allá de sus beneficiarios individuales, ya que pretende generar efectos indirectos en muchas partes interesadas, tanto dentro como fuera de la industria musical. Para Thandeka y Spha, la industria musical se beneficiará de un conocimiento más profundo de las tendencias actuales, lo que permitirá a los artistas cerrar acuerdos que generen ingresos más justos y adecuados por su labor. Para ambas, se trata de alcanzar mejoras.

El objetivo final es, según Thandeka, «mejorar todo lo que podamos como comunidades y comprender qué es lo que hace a las comunidades más fuertes y resistentes.»

*Este artículo ha sido producido en el marco del proyecto Desarrollo de una estrategia de comunicación y el plan de implementación, así como los servicios de implementación de la estrategia, para la UNESCO. Se produjeron 13 artículos sobre el impacto humano para su difusión en la página web y las redes sociales de la UNESCO. Las historias destacan los proyectos implementados por la UNESCO (incluido el Fondo Internacional para la Diversidad Cultural) y el impacto logrado en los beneficiarios a través de un enfoque «IAI», al centrar la atención en el Problema, la Acción y el Impacto. GlobalCAD ​​aprovechó directamente a los beneficiarios en base a los contactos facilitados por la UNESCO para obtener sus testimonios y archivos multimedia relacionados con los proyectos.*

Amanda Ortiz
Amanda Ortiz
Amanda es una practicante de comunicaciones en GlobalCad.