EL APALANCAMIENTO DE TRILLONES: Perspectivas sobre la financiación e inversión de los ODS

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La Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecen metas ambiciosas que el mundo debe alcanzar, cuyo cumplimiento depende de la disponibilidad de recursos que se puedan aprovechar, entre los que destacan los recursos financieros. De hecho, el concepto de financiación para el desarrollo (Fin4Dev en inglés) no es nuevo y de ahí el nacimiento de la idea de «financiación para los ODS».

Con el nacimiento de los ODS en 2015, la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre la Financiación para el Desarrollo se convirtió en la hoja de ruta para establecer un marco global para la financiación del desarrollo, incluida la financiación de los ODS. La Agenda también incluye un conjunto completo de medidas políticas para que los Estados miembros financien el desarrollo sostenible.

Por desgracia, desde entonces el abismo entre los recursos financieros dedicados a los ODS y las cantidades necesarias ha puesto de manifiesto la existencia de un «déficit de financiación de los ODS». De hecho, la Corporación Financiera Internacional (CFI) estimó esta brecha en 2,5 billones de dólares, como la diferencia entre el total necesario, de aproximadamente 4,5 billones, y los niveles de financiación actuales, que se sitúan en apenas 2,5 billones.

La pandemia de COVID-19 ha ampliado esta brecha de financiación: la OCDE habla de un efecto tijera de disminución de recursos y aumento de necesidades, lo que sugiere una ampliación del déficit de financiación en 1,7 billones de USD.

¿Cómo podría entonces abordarse esta brecha para desbloquear una financiación suficiente y así alcanzar los ODS? La OCDE y otros socios clave de las finanzas para el desarrollo vienen solicitando una mayor alineación de todos los tipos de financiación a los ODS.

En este sentido, los bancos multilaterales de desarrollo, instituciones Fin4Dev por excelencia, constituyen un promotor fundamental. Por ejemplo, una publicación conjunta que reúne a más de diez bancos multilaterales de desarrollo (incluidos el BAD, el BIsD, el BAfD, el BID, el BEI y el Banco Mundial) y el Fondo Monetario Internacional evaluó por primera vez la contribución de estas instituciones para apoyar a los países en la aceleración de los ODS, así como las oportunidades futuras para reforzar sus mecanismos de financiación de los ODS. 

Los bancos multilaterales de desarrollo también han sido pioneros en otras iniciativas para impulsar los ODS, como los bonos verdes o azules (vinculados, respectivamente, a los beneficios medioambientales y a la mejora del agua dulce o de los océanos). Por ejemplo, el primer bono soberano azul fue emitido por el Gobierno de Seychelles con el apoyo del Banco Mundial.

En este caso, el Banco Mundial movilizó capital a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), que es uno de los muchos instrumentos de financiación del clima disponibles para los países, normalmente con bancos de desarrollo multilaterales o agencias de la ONU como fideicomisarios o administradores, y que son otro importante acelerador de la financiación de los ODS.

El Fondo Conjunto para los ODS de las Naciones Unidas (Joint SDG Fund en inglés) es quizá el instrumento más representativo de financiación de los ODS. Como fondo fiduciario de múltiples socios, se nutre de las contribuciones de donantes tanto del sector público como del privado y sus recursos no se reservan a ninguna entidad específica de las Naciones Unidas, sino que se aprovechan para las funciones generales del sistema de las Naciones Unidas.

Esta flexibilidad multilateral y de reasignación ha permitido al Fondo financiar 101 programas conjuntos, más de mil asociaciones y más de 200 soluciones innovadoras para el logro de los ODS.

Los ODS albergan un enorme potencial para mejorar la vida de millones de personas en todo el planeta, en cuestiones tan variadas como la sostenibilidad medioambiental, la alimentación y la agricultura, la igualdad de género o los ecosistemas terrestres y marinos. La movilización de financiación específica para alcanzarlos adquiere así mayor importancia si se quiere hacer realidad la Agenda 2030.
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El Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Capital (FNUDC), que tiene el mandato de poner la financiación pública y privada al servicio de los más pobres, constituye otro actor fundamental en la financiación de los ODS. El FNUDC, que desbloquea capital tanto público como privado, se centra en los 46 Países Menos Adelantados (PMAs) y ofrece financiación de «última milla» a través de tres canales principales: financiación del desarrollo local, financiación de la inversión y tecnologías digitales inclusivas. Por tanto, el FNUDC desempeña un papel fundamental a la hora de posibilitar, canalizar y catalizar la financiación de los ODS en los PMA, especialmente a nivel subnacional, regional y local.

De forma complementaria, la plataforma del PNUD Centro de Finanzas Sostenibles (Sustainable Finance Hub o SFH en inglés) trata de centralizar y potenciar los esfuerzos de la organización para acelerar la financiación de los ODS. La ventanilla única de SFH incluye una oferta de integración de los ODS repleta de herramientas, mejores prácticas, estudios de casos y otros instrumentos para las políticas de los países.

La SFH también pone la mirada en el sector privado en tanto que financiador de los ODS con un potencial infrautilizado: según estimaciones del PNUD, con algo menos del 8% del total de activos mundiales bajo control del sector privado (6 billones de dólares) se podría cubrir el déficit de financiación de los ODS en los países en desarrollo. De ahí el nacimiento de dos plataformas principales para la participación del sector privado en los ODS en el marco de la SFH:

> El Centro Internacional de Estambul para el Sector Privado en el Desarrollo (IICPSD por sus siglas en inglés) del PNUD, que alberga cuatro iniciativas, todas ellas con un componente significativo de financiación privada de los ODS: el Llamamiento a la Acción Empresarial, la Plataforma de Filantropía de los ODS, la Plataforma Global de Finanzas Islámicas e Inversión de Impacto y la Iniciativa de Conexión Empresarial.

> Las cuatro iniciativas emblemáticas de la SFH, a saber: SDG Impact, los Marcos Nacionales Integrados (INFFs por sus siglas en inglés), el Fondo de Seguros y Riesgos y el Fondo de Financiación Digital.

En particular, SDG Impact proporciona a los inversores privados la claridad, los conocimientos y las herramientas que necesitan para aumentar sus inversiones hacia la consecución de los ODS. Estos flujos de inversión habilitadores de los ODS se apoyan en tres conjuntos de herramientas para abordar los principales obstáculos identificados por los inversores en la consecución de los ODS: gestión del impacto, inteligencia del impacto e instrumentos de facilitación del impacto.

Los primeros abarcan principalmente normas y certificaciones para autenticar de manera uniforme las inversiones que aceleran los ODS. En lo que respecta a la inteligencia de impacto, la herramienta clave son los mapas de inversores en ODS, que desglosan las áreas de oportunidad de inversión localmente arraigadas en países en desarrollo específicos, y de esta manera vinculan las agendas nacionales de desarrollo con la búsqueda de proyectos rentables y financiables por parte de los inversores.

En cuanto a la facilitación del impacto, los diálogos políticos entre el sector público y el privado, los foros de inversores y otras plataformas son esenciales para fomentar las alianzas en aras de aumentar las inversiones que permiten alcanzar los ODS.

Gráfico, Gráfico de embudo

Descripción generada automáticamente
La metodología del embudo de los mapas de inversores en ODS que identifica las oportunidades de inversión a partir de las prioridades nacionales de desarollo de los países en desarrollo

Fuente: PNUD

En definitiva, la profusión de iniciativas, instituciones, plataformas y conjuntos de herramientas para catalizar la financiación de los ODS alberga la promesa de cambiar el rumbo en la financiación de la Agenda 2030. Si se adoptan medidas políticas dirigidas hacia el aumento de fondos públicos y, al mismo tiempo, atraer y mantener la inversión privada, el déficit de financiación de los ODS estará en posición de desaparecer o incluso de convertirse en un superávit de financiación de los ODS. Con las bases institucionales, políticas y jurídicas asentadas, ahora es el momento de actuar para capitalizar esos billones de dólares. Sin duda, se trata un reto en el que merece la pena poner nuestros esfuerzos.

Jorge se incorporó a GlobalCAD a través del Programa de Becas de Internacionalización de la Empresa del ICEX y trabaja como asistente técnico y de investigación.