Garantizar los derechos forestales a través de los derechos indígenas
Mujer del pueblo de Yakarinta, en la Región 9 de Guyana. Foto: Patxi Uriz

Los bosques cubren el 30 % de la superficie terrestre del planeta y ejercen una función esencial en mantener la sostenibilidad: favorecen la agricultura sostenible, estabilizan los suelos y el clima, regulan los flujos de agua y proporcionan un hábitat a los polinizadores y a los depredadores naturales de plagas agrícolas. También ejercen una función fundamental en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 ya que contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria de cientos de millones de personas, siendo sus proveedores principales de alimentos, energía e ingresos.

Sin embargo, los niveles de deforestación, a pesar de los intentos globales de reducirlos, siguen siendo alarmantes. Solo en 2017, por ejemplo, se perdieron 15,8 millones de hectáreas de bosque tropical, lo que equivaldría a 40 campos de fútbol cada minuto durante 12 meses.

En los últimos 25 años la tasa de desaparición de los bosques se redujo a la mitad. Desde 1990 se han perdido 129 millones de hectáreas de bosque.

Vecinos de Surama en una reunión comunitaria. Foto: Patxi Uriz

Por otro lado, aunque las comunidades indígenas constituyen sólo el 5 por ciento de la población mundial, sus territorios abarcan el 22 por ciento de la superficie terrestre del mundo, y el 80 por ciento de la biodiversidad del planeta. De hecho, un tercio de los bosques del mundo, cruciales para reducir las emisiones de carbono, son gestionados principalmente por pueblos indígenas,.

Debido a la relación que siempre han mantenido con sus recursos naturales, el cultivo sostenible de alimentos y la vida en armonía con la naturaleza, sus conocimientos se han convertido en un patrimonio y legado histórico esencial para hacer frente a los retos de deforestación y cambio climático a los que nos enfrentamos. La FAO definió seis maneras en que las comunidades indígenas están contribuyendo a luchar contra el cambio climático:

> Promoviendo prácticas agrícolas resilientes: Los pueblos indígenas han desarrollado técnicas agrícolas que se adaptan a entornos extremos que puestas a prueba del tiempo, (como la creación de terrazas que detiene la erosión del suelo, o los jardines flotantes que hacen uso de campos inundados), presentan soluciones innovadoras para los cambios drásticos meteorológicos.

> Conservan y restauran los bosques y los recursos naturales: Los recursos naturales son considerados como una propiedad compartida por los pueblos indígenas y su gestión protectora de los bosques y ríos ayudan a mitigar los efectos del cambio climático.

> Los alimentos autóctonos amplían y diversifican las dietas: El trigo, el arroz, las patatas y el maíz representan el 50 por ciento de las calorías que consumimos diariamente. Con cultivos nativos con alto contenido de nutrientes, como la quinua, la oca y la moringa, los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas pueden ayudar a ampliar la base alimentaria.

> Los alimentos autóctonos son resistentes al cambio climático: Muchos pueblos indígenas viven en entornos extremos y por ello han optado por cultivos que se adecúan mejor a los contextos locales y son más resistentes a las sequías, a la altitud, a las inundaciones u otras condiciones extremas.

> Los territorios indígenas poseen el 80 por ciento de la biodiversidad del mundo: El patrimonio fitogenético y de especies animales se encuentra en bosques, ríos, lagos y pastos. Al vivir una vida natural sostenible, los pueblos indígenas preservan estos ambientes, ayudando a mantener la biodiversidad de las plantas y los animales en la naturaleza.

> Los estilos de vida de los pueblos indígenas se adaptan a los espacios que habitan: Los pueblos indígenas han adaptado sus formas de vida para respetar su medio ambiente. En las montañas, sus prácticas conservan el suelo y reducen la erosión; en los pastizales, gestionan el pastoreo de ganado y el cultivo de forma sostenible; en la Amazonia, los ecosistemas mejoran cuando los indígenas los habitan.

 

Un agricultor de Guyana va a trabajar. Foto: Patxi Uriz

En este sentido, es obvio que los pueblos indígenas son socios esenciales en la lucha por la erradicación del hambre y en la búsqueda de soluciones al cambio climático, y tal como establece la FAO, nunca se van a lograr soluciones a largo plazo ni seguridad alimentaria sin garantizar sus derechos como pueblos.

La iniciativa de Relator Especial de la CEPAL analiza la relación entre comunidades indígenas e industrias extractivas, identificando los principales aspectos que condicionan la garantía de los derechos indígenas. Algunos de los principales son los siguientes:

> Inadecuado o inexistente resguardo jurídico;

> Afectación de sus lugares sagrados;

> Deficientes evaluaciones independientes de los impactos en sus tierras;

> Incumplimiento del deber estatal de consulta y adopción de resguardos para proteger derechos antes de otorgar concesiones;

> Exclusión de los pueblos indígenas de la participación en los beneficios derivados de la explotación de recursos de sus territorios;

> Criminalización de la protesta indígena.

Una de las iniciativas que está contribuyendo al reconocimiento de la seguridad jurídica del territorio indígena, es la Reducción de Emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la Deforestación y Degradación de los bosques, la conservación y el incremento de las capturas de CO2, también conocida como REDD+. Cuando estas estrategias se diseñan de forma participativa, pueden convertirse en un proceso eficaz de gestión sostenible de los bosques, así como del aumento de las reservas forestales y por ende del respeto de los derechos de las comunidades que conviven en ellas.

 

 

 

 

 

Fernando Casado
Fernando Casado
Fernando es el fundador y director de CAD. Es doctor en economía y periodista especializado en desarrollo global. @Fernando_Casado